El problema y la oportunidad
La historia de los dos hermanos del Aljarafe que han visto
frustrado su propósito de instalar una pista de paint-ball en una finca de
Valencina propiedad de su familia porque el Ayuntamiento se niega a darles
licencia debido a la necesidad de proteger los abundantes restos arqueológicos
de gran valor que hay en la misma nos ha vuelto a situar ante un debate aún no
resuelto: considerar el patrimonio como un problema en vez de como una
oportunidad. A fomentar esta idea desde luego contribuyen determinadas
actitudes. Porque si está bien el celo y el ser estrictos con la conservación
del patrimonio histórico heredado, también es cierto que se ha de ayudar a
quien ha de soportar las cargas a que obliga su conservación, al tiempo que facilitar
el disfrute de ese patrimonio por parte de todos. No sirve de nada mantener
enterrado y oculto ese patrimonio bajo un terreno baldío, impidiendo a los
dueños de éste extraerle partido, cuando podría ser un atractivo turístico, al
tiempo que una fuente de ingresos. Es cierto que hay determinados yacimientos
que, por su extrema delicadeza, no pueden permanecer expuestos a las
inclemencias meteorológicas y conviene mantener enterrados para su
preservación, pero en tales casos es la administración que así lo exige quien
debe asumir las cargas que ello comporta. Sucede que aquí ha venido siendo todo
al revés. Porque no ha sido infrecuente que la administración, tan celosa
obligando a los particulares a preservar yacimientos a cambio de nada, haya
hecho de su capa un sayo cada vez que lo ha estimado oportuno, siendo en
ocasiones la primera que considera un problema lo que en el fondo es una gran
oportunidad. Claro que, cuando se tiene el nivelito que algunos que mandan
tienen, verlo así resulta un poco complicado.
http://www.elmundo.es/andalucia/2014/03/27/5333e557ca47411a388b456d.html